martes, 23 de diciembre de 2008

Con fecha de caducidad...


Me duele el dedo y la pestaña.


Me duelen los ojos de no verte.


Me duele el mundo convulsionado,
el cabello y los pasos que doy y no doy.

Me duele el alto destino que llevo en el nombre.

Me duele la palabra, lo mismo que el silencio.

Si respiro, me duele el alma,
junto con el lado vacío de nuestra cama;
tu ausencia… y me duele el dolor.

Me duele llorar
y desconocerme el sonido de las lágrimas,
de los sollozos.

Me duele amanecer sin encontrar tu mirada,
ni sentir el cuello torcido por la posición de aquel abrazo que hacia de dos, una amalgama.

Me duelen los recuerdos y tú, dentro de esa caja.
Me duele andar a oscuras sin tu luz.

Me duele la casa y la cocina;
las salas de cine, los bares, las plazas, el parque y el sillón.

Me duelen las fechas, las complicidades;
los deseos y secretos, la lujuria, la ternura y la pasión.

Me duelen los planes truncados; los sueños rotos, la ilusión.

Me duele el corazón inútil,
la torpeza de los labios clausurados,
las manos atadas, la mirada cegada. La fiebre.

Me duele la voz y la tinta,
la virtud y el pecado,
la promesa y la no eternidad.

Me duelen el paisaje y los autos;
me duele la música, las flores y el azul del mar;
el cielo me hace daño,
junto con las calles y que calles la verdad.

Me duele la boca,
las hojas que caen del árbol;
me duelen la lluvia y me duelen los rayos;
la luminosidad.

Me duelen los aeropuertos, las iglesias y nuestra habitación desnuda.

Me duele mi indecisión, mi circunstancia;
me duele el don y la renuncia,
me duele el valor y la cobardía. Me duele la humanidad.

Me duele mi nombre.
Me duele el precio de ser y las facturas por cobrar.

Me duelen la utopía,
mi ciudad, los que vienen, los que ya no están.

Soy herida abierta. Me duele no sanar.

Me duelen la mentira y la piedad
y me duele reconocer ahora,
que el amor tiene fecha de caducidad.

De la serie "Ensayos del silencio"
15 de noviembre/ 2008

No hay comentarios: