lunes, 10 de agosto de 2009

Amén...
















Yo siempre le he huido a los templos.

Nunca a Dios.

Pero aquel domingo
sentí la urgencia de entrar a la antigua iglesia de Madero,
de hincarme y llorar, sin explicación,
sin excusas.

Sentía oprimido el corazón y algo de miedo.

Era presa de la incertidumbre,
me invadía la sozobra.

La punzada que me derumbó
ante la luz de las velas
era un aviso,
una señal que en ese momento,
no entendí.

Después de todo,
cómo iba a saber yo que aquella tarde
lloraba anticipadamente la muerte del amor.

Y aquel desconsuelo,
era apenas el principio.

De la serie "Ensayos del Silencio..."

viernes, 7 de agosto de 2009

Siglos nuevos...


Mis pantalones nuevos hacen ver a mis zapatos, más viejos.


Una solución, he pensado,
podría ser que mi guardarropa
fuera todo viejo o todo nuevo;
así no habría ambiguedad, ni disputa.

El problema radica en que
los objetos nuevos me gustan tanto,
que conservarlos conmigo hasta que envejecen,
es una extravagante muestra de amor y gratitud.

Me cuesta soltarlos.

Puede probarlo la chamarra azul,
el legendario y desgastado chaleco gris,
la pluma con la que escribo, las libretas que guardo,
los zapatos que hoy calzo...

Los recuerdos que mantengo.

Y por supuesto,
mi añejo amor por ti.

De la serie "Ensayos del Silencio"