jueves, 18 de febrero de 2010

La bienvenida...





Ser que lleva otro ser.

Que le alimenta de miedos
audacias y nostalgias.


Le observo.




Aspiro su doble aroma
que sabe a pecado, a inocencia,
al opio del pasado y al talco de hoy.

Su historia,
me la sé como intuyo la palma de mi mano;
y contemplo seducida su nueva luz,
su timidez enfurecida, su firmeza inalterable.

La gota de ternura de atrás,
convertida en un caudal a punto de desbordar.

Con el mundo le crecieron las palomas,
lo mismo que los intensos ojos;
y algo distinto le miro,
más allá de eso que le sucede.

Es el timbre de voz,
son los huesos;
es el halo de magia
que le late por dentro.

Estamos...
después de una secreta batalla de reproches,
con espinas que aún hacen sangrar de a poco;
de nuevo estamos.

En el lugar azul de nuestro posible imposible
no hay muchas palabras,
pero adentro nos traiciona lo de siempre;
eso que nos impide disimular la mueca feliz,
en un rostro por el tiempo modificado, pero igual.

Tampoco hay un abrazo,
pero a corta distancia
lo invisible, lo sin nombre,
también hace lo suyo.

Tú lo sabes,
todo el tiempo lo has sabido.

Y saberlo hace que dobles el orgullo
como yo depongo el corazón.

Ese es nuestro resumen;
por eso abro los brazos
y siempre te doy la bienvenida.


De la serie "Ensayos del silencio"
11 de septiembre de 2009

1 comentario:

Aldous dijo...

Tssssssss.... y jamás nos deshacemos del pasado por convicción. Cajas que atestan el cuarto de la memoria, que nos alimentan pero que a veces tambien lastiman. Y el silencio es muchas veces la respuesta mas perfecta para esos encuentros tan abundantes en significados y silencios.