jueves, 10 de enero de 2008

En frío...



Tengo frío. Me lo dice la piel y el tenue temblor que experimenta mi cuerpo.

Me lo dice la sonrisa que va trazándose con la lentitud del goce, en mi pálido rostro lleno de estrellas, como dijo ella.




Sé que tengo frío porque me repliego bajo la chamarra; porque puedo soltarme el pelo, porque vuelo por las calles aún copadas por vegetación resplandeciente, mientras la humedad penetra mi piel y alcanza los huesos.

Confirmo que tengo frío porque despiertan los sueños y empujan a historias de dulce y sal, que fluyen como manantiales; porque escribo y las lágrimas se me cristalizan para conseguir la eternidad, que se me derrite en primavera.

Sospecho que tengo frío porque te me cuelas por la sangre, porque me tocas la carne, porque me haces cobarde, porque me da fiebre tu ausencia y tiemblo ante tu presencia, porque soy capaz de morir por ti.

Pasa que sólo con el frío me da por amar, sin saber a qué blanco apuntar, que no sea a donde siente y se dobla mi alma.

Lástima que en esta ciudad comienzo a sentir tan poco frío. Acaso los sentimientos se me están descongelando y por eso es que hoy, que tengo frío, quiero soltarme a llorar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente... sobre todo el último párrafo... muy bien !!