jueves, 24 de septiembre de 2009

El Club de la Nostalgia...


Va éste por la nostalgia de los días de escuela, por las noches de juerga, por las borracheras de amistad, por los ratos irrepetibles y eternos de complicidad; por los momentos de irresponsabilidad llenos de inocencia, de rebeldía, de sueños y utopías defendidas a muerte.

Va por el amor que se vive a tope, en todas sus expresiones, formas y direcciones; por el desamor que sufrimos al límite, por los juegos estúpidos, por las discusiones insulsas; por las canciones de culto, por las rolitas bobas que nos unieron más que los genes; por el vacío ante la incertidumbre, por el miedo en la piel y el atrevimiento valiente de nuestras bocas jóvenes e ilusas, exigiendo amor, equidad y justicia.

Va por los viajes largos y cortos que emprendimos, por las aventuras y las correrías dentro y fuera de clases; por las “pintas” y las cátedras en el bar de siempre, más enriquecedoras que las clases dentro del aula, frente a pocos guías y muchos censuradores.

Va por los cuadernos que gastamos en dibujar corazoncitos y estrellitas, en pintar demonios, en escribir “me gustas”, “te extraño”... “te quiero”.

Va por las cervezas y los cigarros que nos desintegraban pulmones y tristezas; por los escapes hacia la nada; por el temor de salir al mundo.

Va por lo que conocimos, por lo que nos faltó; por los experimentos y las osadías; por lo dicho y por el silencio; por lo íntimo; por los besos que llegaron, por los labios prohibidos; por los brazos que cedieron, por las pieles negadas; por las bocas milagrosas, por los ojos-coincidencia.

Va por nuestro encuentro, inédito y esperanzador en la enormidad de una ciudad de muchos, en un mundo inmenso, distanciado y dividido por peligrosas pequeñeces; va por los fallidos encuentros, por la concurrencia de ilusiones, lágrimas, dolores y placeres.

Va por el desencanto; por las risas, las peleas, el hastío; por la suerte de tocarles, de tocarnos el corazón y el alma en algún punto del desconocido camino.

Va por los mios. A quienes siempre están, a quienes ya no escucho. A quienes siento en la distancia, a quienes percibo en el aire limpio. A quienes amo, en verdad, nunca me he ido.

De la serie "El de Hoy..."
28 de marzo, 2004

1 comentario:

Amarilis Tavarez Vales dijo...

Qué bueno que aún habitas en mis latitudes internas. Un abrazo idemizado desde aca.
A.