viernes, 4 de junio de 2010

Un berrinche...

Qué bonito.

Cuatro meses y nada. He pasado por aquí, como quien pasa frente a la casa de quien se ama, sin tocar a la puerta; sólo mirando, contemplando con todas las palabras listas para decirse... sin decir una sola.

La razón es lo más estúpido y habla de cuán estúpida puedo llegar a ser. Eso me confirma lo que me ha dicho una que otra activista, una que otra psicóloga, dos que tres amores, mis amigas (os) más entrañables y, a últimas fechas, Paulita.

Sí, sí, me boicoteo y si alguien aquí está libre de pecado, que aviente la primera receta para dejar de auto-sabotearse.

Que no he venido aquí, eso ya lo saben, quienes tienen que saberlo y quienes quiero que lo sepan, porque son a los únicos a quienes he abierto la puerta de este espacio abandonado.

En fin que, me encantaría dejar en suspenso las razones, los motivos de esta ausencia que sólo me lastima a mí.

Porque sí. A la que más le pesa aquí, dejar de escribir y tragarse las cosas, ahogarlas, apagarlas, abortarlas antes de que vean la luz... es a mí.

Un poco es el tiempo, un mucho el sueño. Esos son los argumentos de siempre. Los que no tendría ni que teclear porque son de todos conocidos...bueno, de todos aquellos que me conocen. 

Pero esta vez no es ni eso.

Esta vez sólo pasa que me cargo el berrinche de mi vida.

Esta vez sucede que me tiene mal que las fuentes, el tipo de letra, los tamaños, no coincidan con los textos originales.

Me han explicado que blogger hizo reformas. A mí no me avisaron y entonces me han desbaratado toda la ruta. Y eso me enferma.

Me han dicho que siga, pero siento que esos tres o cuatro últimos textos son como una macula, como una salpicada de lodo que ha dado al traste con todo.

Así que esa es la historia de la ausencia.

Algo más estúpido no podía ser.

De la serie "Ensayos del Silencio".